Según el más reciente informe de la Organización Mundial de la Salud, 422 millones de adultos en todo el mundo tenían diabetes en 2014, frente a los 108 millones de 1980. La prevalencia mundial (normalizada por edades) de la diabetes casi se ha duplicado desde ese año, pues ha pasado del 4,7% al 8,5% en la población adulta.
La diabetes es una grave enfermedad crónica que se desencadena cuando el páncreas no produce suficiente insulina (una hormona que regula el nivel de azúcar o glucosa en la sangre), o cuando el organismo no puede utilizar con eficacia la insulina que produce.
La mayoría de las personas afectadas tienen diabetes de tipo 2, que solía ser exclusiva de adultos, pero que ahora también se presenta en niños. Sorprendentemente, un 80% de las personas con diabetes vive en países de ingresos medios y bajos, y los socialmente menos afortunados de cualquier país son los más vulnerables a la enfermedad.
Uno de los argumentos más relevantes de las más recientes campañas es la prevención, pues más del 70% de los casos de diabetes tipo 2 se pueden prevenir con tan sólo prestar atención a los hábitos diarios como alimentación y actividad física. Si bien es cierto que el componente genético juega un papel protagónico, la epigenética le está ganando el paso y se ha convertido en el principal factor de riesgo.
De acuerdo a la Federación Internacional de la Diabetes, 30 minutos diarios de actividad física reducen el 40% el riesgo de desarrollar Diabetes tipo 2.
Asimismo, existe un número importante de personas que padecen diabetes pero no lo saben. Una persona con diabetes puede vivir durante varios años sin mostrar síntomas, pero durante este tiempo los altos niveles de glucemia están dañando silenciosamente su cuerpo y pueden desarrollarse complicaciones por la diabetes.
Las complicaciones asociadas con la diabetes son tan variadas que incluso cuando los síntomas existen, puede que no se vea que la diabetes es la causa, a menos que se realicen pruebas precisas y apropiadas. Las personas no diagnosticadas no van a tomar medidas para controlar sus niveles de glucosa en sangre ni su estilo de vida. Los estudios han descubierto que muchas personas con diabetes no diagnosticada ya sufren complicaciones como la insuficiencia renal crónica y la insuficiencia cardíaca, la retinopatía y la neuropatía.
La falta de sueño puede afectar al equilibrio de las hormonas que regulan la ingesta de alimentos y el balance energético.
El punto de partida para vivir bien con diabetes es un diagnóstico precoz: cuanto más tiempo se tarda en diagnosticar la diabetes, peores pueden ser las consecuencias para la salud. Si usted siente sed con más frecuencia de lo normal y necesita orinar con mayor frecuencia, es importante que consulte a su médico. También, si ha perdido peso de manera inexplicable, se siente constantemente cansado y sus heridas, aún las más pequeñas tardan en sanar, es imperativo que hable con su médico, pues usted puede estar en los primeros estadios de la enfermedad.
Con una campaña colorida la OMS nos invita a asumir el control de nuestra salud a través de la atención oportuna de posibles síntomas. De igual forma, deja claro que la prevención siempre será nuestra mejor arma secreta. Conviértete en superhéroe y vence la diabetes con sencillos pasos que pueden prevenir el desarrollo de la enfermedad.